En otro libro alude a la abundancia que hay de estas mujeres en el reino de Navarra, Fray Martín de Catañega extrajo mayor cantidad de doctrina de las averiguaciones y justicias llevadas a cabo por Avellaneda. El libro apareció en 1529 en Logroño y está dedicado al obispo de Calahorra don Alonso de Castilla: reflejo de muchos de los inquisidores sobre negocios de esta índole. Si hay alguna obra en la que la Brujería aparece como una pura inversión del Catolicismo es ésta. En uno de sus capítulos defiende que así como hay sacramentos en la Iglesia católica, así hay “execarmientos” en la Iglesia diabólica, una parodia de la misa, o misa negra practicada por los brujos. No solo se diferencia en lo espiritual sino en lo material aunque las formas del ritual siguen a las del eclesiástico.
Las mujeres son compendio de todos los vicios y las viejas y pobres más aún, en sus actos producen tempestades, metamorfosis, vampirismo y antropofagia, culto al Demonio etc.
Aunque en algunas ocasiones las personas que dicen estar embrujadas o endemoniadas son enfermas que hay que tratar con remedios naturales.
La Brujería vasco-navarra desde 1527 a 1596
La justicia del inquisidor Avellaneda en Navarra tuvo, consecuencias grandes de tipo teórico y práctico. Se realizaba a la par una campaña contra la Brujería en la que participaron predicadores ilustres. Se reunieron en las juntas generales, celebradas en Fuenterrabía en 1530, que nombraron una comisión de tres letrados que consultaron con el vicario general del obispado acerca del modo de perseguir a las brujas. Esta consulta debió tener como consecuencia el envío del inquisidor Ugarte, según la tradición murió envenenado por ellas. Nuevos focos de Brujería hubo en Navarra hacia 1538, y en 1539 las cárceles estaban llenas de acusados por aquel delito.
También hay que decir que la censurada Inquisición española en estos asuntos era mucho más prudente que otros tribunales de la época, en ocasiones las autoridades civiles obsesas por la creencia en la fuerza de la Brujería decidieron actuar por su cuenta sin hacer caso a la inquisición.
En un proceso de brujas realizados por jueces civiles nos habla de que los conciliábulos de las brujas y brujos son de carácter casi familiar, no presentan ninguna grandiosidad y los constituyen gentes mal afamadas entre las que el parentesco y la herencia son elementos de importancia para la transmisión del credo hechiceril.
En 1575 fueron presos bastantes hombres y mujeres por mandado del Consejo del reino y nuevamente la Inquisición mostró un criterio muy prudente. Los seglares pedían castigo ejemplar para los brujos, los eclesiásticos se negaban a emplear rigor excesivo.
GRUPO XII:
ResponderEliminarEn aspectos generales, el blog nos ha parecido genial, contando con material extra como vídeo.
Destacar que lo que más interesante nos ha parecido es quizás el saber que la inquisición podía mostrarse más prudente que los poderes laicos, ya que la visión general de la inquisición es la de fanatismo, en cambio, aquí se nos muestra que los poderes civiles, por miedo y superstición, o como se dice en el otro post de este blog, por razones políticas (perseguir a los contrarios a la anexión castellana de Navarra), usaron la brujería para reprimir o eliminar a los adversarios políticos, lo que coincide también con mucho que hemos leído sobre el tema.
¡Buen blog!